¿CUÁNTO VALE SU PALABRA?
Le pregunto algo: ¿Cuánto cree usted que vale “su palabra”?
¿Mucho, poco? Si alguien pudiese ponerle un precio a “su palabra” ¿en que moneda le gustaría que la evaluaran? ¿Dólares, libras, francos, pesos?
Aunque las respuestas a estas dos preguntas son absolutamente individuales, la apreciación final sobre cuánto vale su palabra dependerá enteramente de los demás, de quienes le rodean. Con sus acciones diarias, con su proceder cotidiano Ud. puede decidir el valor que otros colocarán a su palabra.
¿Quiere saber cuánto vale su palabra?
Para ello, hagamos una prueba muy sencilla: piense hoy en algunos compromisos (al menos 3) que adquirió la semana pasada en el plano familiar, laboral o personal.
Ahora hagamos el mismo ejercicio para la semana que inició ayer lunes. Con seguridad ayer se percató de un pequeño “arrastre” de compromisos y a esa lista original añadirá inevitablemente algunos nuevos elementos.
Si no ha tenido la capacidad de cumplir lo que prometió, ¡tenemos trabajo por hacer! Esa persona que quedó en espera de su respuesta u acción con seguridad pensará dos veces volver a pedirle algo y se habrá creado una imagen dudosa sobre los compromisos que Ud. puede adquirir.
Lo peor de todo es que para este momento ya se lo habrá contado a otros tantos que no serán piadosos ni benevolentes con la calificación que coloquen a “su palabra”. ¿Cómo cree que le habrán calificado sus compañeros, jefes, subalternos, sus hijos y su pareja ante los compromisos incumplidos ayer, hace una semana, un año? Evalúese con honestidad y ojalá su calificación sea buena, si no lo es, ¡estamos a tiempo de actuar!
Desde mi perspectiva, lo más preocupante de esta situación es que si no tiene la capacidad de cumplir con otros tampoco será capaz de cumplir los compromisos que adquiere con Ud. mismo, lo que desencadenará frustraciones e insatisfacciones.
¿Cómo mejorar el valor de mi palabra?
Quienes conocen mi estilo, saben que soy un fascinado por la simplicidad de las cosas por lo que no voy a sugerir como solución la teoría de la relatividad de Einstein ni tampoco la ley de la gravitación universal de Newton. Mi fórmula es bastante más sencilla y le sugiero que haga lo siguiente: tome su computadora (sí, esa desde donde me está leyendo en este momento) y abra su calendario, coloque una “cita con Ud. mismo” 30 minutos antes de su hora habitual de salida.
En esta cita va a escribir de 5 a 7 compromisos pendientes durante las últimas 48 horas. Cuando se llegue la hora, evaluará su listado y calificará su nivel de cumplimiento. Si no obtuvo un 100% significa que aceptó cumplir con algo que dejó inconcluso y por ende dejó a alguien insatisfecho. ¿Cómo mejorarlo? La receta tiene los siguientes ingredientes:
- Evalúese diariamente (es justo lo descrito en el párrafo anterior). Lo que NO SE MIDE, NO SE PUEDE MEJORAR.
- Priorice adecuadamente, primero lo urgente y automáticamente lo importante, evitando que lo importante se convierta en urgente! Cumpla lo que promete y prometa lo que pueda cumplir.
- Vida y balance, tal vez el más importante. En su diario vivir NO sólo debe enfocarse en cumplir con su trabajo y su empresa, recuerde que tiene una familia, amigos y pareja que esperan el mismo o mejor nivel de compromiso que el que Ud. tiene con la organización para la cual labora.
Por último, un comentario: si no tiene la capacidad de cumplir con los demás, ¿qué obligación tendrán ellos de hacerlo con Ud.? La credibilidad, al igual que la confianza, son pilares de liderazgo que toma muchísimo tiempo desarrollar y muy poco tiempo perder.
Les deseo una maravillosa y provechosa semana y ante cualquier duda, inquietud o comentario estoy enteramente a sus órdenes.
¿Mucho, poco? Si alguien pudiese ponerle un precio a “su palabra” ¿en que moneda le gustaría que la evaluaran? ¿Dólares, libras, francos, pesos?
Aunque las respuestas a estas dos preguntas son absolutamente individuales, la apreciación final sobre cuánto vale su palabra dependerá enteramente de los demás, de quienes le rodean. Con sus acciones diarias, con su proceder cotidiano Ud. puede decidir el valor que otros colocarán a su palabra.
¿Quiere saber cuánto vale su palabra?
Para ello, hagamos una prueba muy sencilla: piense hoy en algunos compromisos (al menos 3) que adquirió la semana pasada en el plano familiar, laboral o personal.
- ¿Cuáles cumplió?
- ¿Cuántos dejo a medias o simplemente los dejo para después?
- Califíquese!
- Colóquese una nota porcentual dividiendo sus respuestas satisfactorias entre el total de las mismas.
- ¿Qué nota obtuvo?
Ahora hagamos el mismo ejercicio para la semana que inició ayer lunes. Con seguridad ayer se percató de un pequeño “arrastre” de compromisos y a esa lista original añadirá inevitablemente algunos nuevos elementos.
- ¿Qué nuevos compromisos adquirió ayer…hoy?
- Vuelva a calificarse
- ¿Cómo es su nota?
Si no ha tenido la capacidad de cumplir lo que prometió, ¡tenemos trabajo por hacer! Esa persona que quedó en espera de su respuesta u acción con seguridad pensará dos veces volver a pedirle algo y se habrá creado una imagen dudosa sobre los compromisos que Ud. puede adquirir.
Lo peor de todo es que para este momento ya se lo habrá contado a otros tantos que no serán piadosos ni benevolentes con la calificación que coloquen a “su palabra”. ¿Cómo cree que le habrán calificado sus compañeros, jefes, subalternos, sus hijos y su pareja ante los compromisos incumplidos ayer, hace una semana, un año? Evalúese con honestidad y ojalá su calificación sea buena, si no lo es, ¡estamos a tiempo de actuar!
Desde mi perspectiva, lo más preocupante de esta situación es que si no tiene la capacidad de cumplir con otros tampoco será capaz de cumplir los compromisos que adquiere con Ud. mismo, lo que desencadenará frustraciones e insatisfacciones.
¿Cómo mejorar el valor de mi palabra?
Quienes conocen mi estilo, saben que soy un fascinado por la simplicidad de las cosas por lo que no voy a sugerir como solución la teoría de la relatividad de Einstein ni tampoco la ley de la gravitación universal de Newton. Mi fórmula es bastante más sencilla y le sugiero que haga lo siguiente: tome su computadora (sí, esa desde donde me está leyendo en este momento) y abra su calendario, coloque una “cita con Ud. mismo” 30 minutos antes de su hora habitual de salida.
En esta cita va a escribir de 5 a 7 compromisos pendientes durante las últimas 48 horas. Cuando se llegue la hora, evaluará su listado y calificará su nivel de cumplimiento. Si no obtuvo un 100% significa que aceptó cumplir con algo que dejó inconcluso y por ende dejó a alguien insatisfecho. ¿Cómo mejorarlo? La receta tiene los siguientes ingredientes:
- Evalúese diariamente (es justo lo descrito en el párrafo anterior). Lo que NO SE MIDE, NO SE PUEDE MEJORAR.
- Priorice adecuadamente, primero lo urgente y automáticamente lo importante, evitando que lo importante se convierta en urgente! Cumpla lo que promete y prometa lo que pueda cumplir.
- Vida y balance, tal vez el más importante. En su diario vivir NO sólo debe enfocarse en cumplir con su trabajo y su empresa, recuerde que tiene una familia, amigos y pareja que esperan el mismo o mejor nivel de compromiso que el que Ud. tiene con la organización para la cual labora.
Por último, un comentario: si no tiene la capacidad de cumplir con los demás, ¿qué obligación tendrán ellos de hacerlo con Ud.? La credibilidad, al igual que la confianza, son pilares de liderazgo que toma muchísimo tiempo desarrollar y muy poco tiempo perder.
Les deseo una maravillosa y provechosa semana y ante cualquier duda, inquietud o comentario estoy enteramente a sus órdenes.